Nutrición, sistema digestivo e infecciones víricas (Pt.1)

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Introducción (Pt.1)

Los virus son agentes infecciosos que causan enfermedades. Aprovechan el material genético de las células para multiplicarse. Pueden infectar cualquier órgano o sistema del ser humano. Los virus pueden ser contagiosos o no contagiosos. Dependiendo del sistema afectado, pueden clasificarse en: enfermedades víricas respiratorias, enfermedades víricas gastrointestinales, enfermedad vírica exantemática, enfermedades víricas hepáticas, enfermedades víricas cutáneas, enfermedades víricas hemorrágicas y enfermedades víricas neurológicas.

Las enfermedades víricas respiratorias son contagiosas y se transmiten por las microgotas que se generan al estornudar o toser, si estamos cerca de una persona infectada cuando está tosiendo o estornudando inhalaremos las microgotas y nos infectaremos. Estos virus también pueden transmitirse por la contaminación de superficies de objetos como el pomo de la puerta, mesas y mostradores y también objetos personales. Si tocamos una superficie contaminada y a continuación nos tocamos la boca, ojos o nariz, tenemos una alta probabilidad de infectarnos (1).

La mejor manera de prevenir la infección vírica respiratoria es practicar una buena higiene personal. Se recomienda lavar las manos a menudo, cubrir la boca/nariz cuando vayamos a toser o estornudar e intentar minimizar el contacto con personas que puedan mostrar sintomatología de alguna afección respiratoria. Paralelamente a una buena higiene personal, es necesario tener el sistema inmune activo y fuerte.

El sistema inmune del ser humano está conformado y coordinado por una serie de células especializadas y respuestas sistémicas específicas para mantener a raya cualquier invasor externo. Existen dos tipos de inmunidad, la inmunidad innata y a inmunidad adaptativa. La inmunidad innata es el sistema inmune que ‘traemos de serie’ con nosotros mismos al nacer, el sistema inmune adaptativo lo desarrollamos a lo largo de nuestra vida y sucede cuando nuestro cuerpo es expuesto a microbios o sustancias químicas liberadas por estos microbios. La inmunidad adaptativa está constituida por los linfocitos B y T. Los linfocitos B son los encargados de fabricar anticuerpos contra los invasores y los linfocitos T ‘patrullan’ por el cuerpo en la búsqueda de esos invasores y coordinan la respuesta de la inmunidad adaptativa con la ayuda de los tejidos linfáticos que tenemos repartidos por todo el cuerpo, incluyendo el tejido linfoide asociado al intestino (2,3). El tejido linfoide asociado al intestino tiene una superficie aproximada de 300 m2 y constituye la mayor estructura con tejido linfoide del cuerpo, en comparación con la glándula timo, el bazo o los nódulos linfáticos. Las superficies mucosas del cuerpo humano son especialmente vulnerables a las infecciones por su escaso grosor y elevada permeabilidad y ello es debido a las funciones fisiológicas que desempeñan: pulmones-intrecambio de gases, intestinos-absorción de nutrientes, ojos, nariz, boca y garganta-actividades sensoriales y útero,vagina-sistema reproductivo; dichas estructuras son la vía de entrada al cuerpo humano de los agentes infecciosos. Además de los linfocitos B y T y tejido linfoide asociado al intestino, la microbiota intestinal participa de forma decisiva ofreciendo protección ‘extra’ contra una invasión de microorganismos patógenos y poder así mantener la integridad funcional del intestino (3)

 

BIBLIOGRAFIA

  1. Drexler M. What you need to know about infectious disease. Institute of Medicine. Actualizado 2020 [citado 29 de Marzo de 2020]. Disonible en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK209710/
  2. The Inmune System. Johns Hopkins Medicine. Actualizado 2020 [citado 29 de Marzo de 2020]. Disponible en: https://www.hopkinsmedicine.org/health/conditions-and-diseases/the-immune-system
  3. Janeway CA, Travers P, Walport M et al. The Mucosal Inmune System. Inmunobiology: The Inmune System in Health and Disease. 5th ed. New York: Garland Science; 2001